MALTRATO ANIMAL

Los seres humanos tenemos poco contacto con los animales. Los vemos desde lejos cuando salimos al campo, o en la televisión. Aparte de los perros y los gatos que nos sirven de compañía, nuestro más cercano contacto con los animales es en nuestros platos: nos los comemos.

Como los perros y los gatos, los animales que comemos son individuos inteligentes que sienten el dolor, experimentan la alegría, y sufren de la tristeza. Y como los perros y gatos, valoran sus vidas. La crueldad es un concepto que comúnmente se aplica sólo cuando algún individuo maltrata a un perro o un gato. Sin embargo, el mayor volumen de sufrimiento lo produce nuestra necesidad de comer carne.

En Costa Rica, millones de animales al año son “sacrificados” para comida- eso significa cientos de animales por hora. La gran mayoría son criados en granjas, donde el objetivo es criar la mayor cantidad de animales en el menor tiempo y espacio. Carecen de derechos por parte de la sociedad humana.

Obviamente, otorgar derechos a los animales no significa que veamos a los gatos votando en las elecciones, ni a pollos detrás del volante. Lo que sí significa, es que en situaciones similares, deberíamos considerar los intereses de los humanos y de otros animales con igualdad. O sea, no deberíamos asignar menos importancia al deseo de un individuo de evitar el dolor simplemente porque no es humano. Todos los animales criados para comida, pieles, investigación y entretenimiento experimentan el dolor. Desean vivir sin sufrir. Sus vidas y las de sus seres queridos son importantes para ellos. Por lo tanto, los animales no humanos al igual que los humanos, deben ser tratados con compasión y poder vivir sin el miedo de tortura o muerte.

A los animales que criamos para comida, les negamos todo lo que les es natural. La mayoría tienen poca libertad de movimiento y son restringidos a espacios tan pequeños que no pueden ni dar la vuelta, sin mencionar el hecho de que no tienen acceso al sol y aire fresco, ni relaciones sociales normales con otros animales. Son torturados de maneras que espantarían a cualquier persona y casi siempre por motivos que no son necesarios. La mayoría de las personas religiosas y espirituales están de acuerdo que la crueldad hacia los animales es inmoral. Si acordamos que el dios en el cual cada quien cree está en contra de la crueldad hacia los animales, entonces deberíamos dejar de apoyar las industrias que los maltratan para su beneficio (gente, aquí también se incluye a los peces)